A pesar de la ofensiva militar, en Ituango el Frente 18 de las Farc no está replegado ni amainado. A quién ayude con la captura de Alfredo Alarcón, alias 'Román Ruiz', Germán Silva Hernández, alias 'Ariel' y Manuel Antonio González, alias 'El Flaco', los jefes del frente, el gobierno ofrece una recompensa de 3.700 millones de pesos. El frente, según datos de la fiscalía 29, cuenta con 263 miembros divididos en tres compañías y dos comisiones encargadas de reclutar y recoger dinero para financiar al grupo y también dispone de las milicias bolivarianas.


En octubre del 2008 fue el más reciente ataque de la guerrilla contra la población. Celebraban las "Fiestas de la Ituanguinadad". En la calle La Peatonal, junto a la heladería La Mejor Esquina, estaban reunidas decenas de personas que disfrutaban de un concierto de un grupo vallenato. Una explosión acabó con la fiesta y con la vida de siete personas, otras cincuenta y tres quedaron heridas. Un sargento de la policía dijo que la bomba la puso el Frente 18 para protestar por la erradicación de cultivos.


Por esa misma calle se ven en la actualidad, a distintas horas del día, soldados de las fuerzas especiales del ejército artillados como para un campo de batalla. Los enfrentamientos con la guerrilla no cesan, desde el casco urbano se oye el traqueteo de la balas de combates que se dan a menos de una hora de distancia.


En medio de esa guerra, los civiles siguen sumando víctimas. En Buenavista, a veinte minutos en carro del casco urbano, el 9 de octubre del 2012 el ejército y la guerrilla se enfrentaron durante las horas de la madrugada y continuaron en la mañana. Pero hubo momentos en que dejaron de silbar las balas y un papá y sus dos hijos que creyeron que ya había cesado el combate y salieron al patio. El papá cortaba leña y el hijo se cepillaba los dientes. La hija fue la primera en escuchar el sonido de la bala. A los pocos segundos el niño empezó a gritar, asustado, porque le salía sangre de la pierna. Una bala le pegó en el muslo. Para llevarlo al hospital esperaron angustiados varias horas a que el combate terminara.


Cuando pudieron sacarlo, fue remitido de urgencia a Medellín. "El médico me dijo que ni el más brujo le sacaba la bala al niño, que de milagro se había salvado porque estaba en toda la vena aorta y que si se la sacan hay mucho riesgo de que quede inválido o rengo" dijo la mamá.


En el hospital le explicaron que debía ir a la Sijin a poner la denuncia. "Yo ni sabía qué era eso, de allá me mandaron para Fiscalía y de ahí para la Personería. Igual, puse la denuncia pero no tengo quién me ayude con los gastos para llevar el hijo a Medellín a las revisiones".


La gente común de Ituango que habló con VerdadAbierta.com dice que están hartos de la guerra. Quieren regresar al campo a sembrar sus tierras y caminar sin miedo de caer en una mina quiebrapatas o ser víctimas de una bala perdida. Mientras el gobierno anuncia los grandes proyectos económicos para esta región, como el momento triunfal para el desarrollo de las comunidades que han permanecido abandonadas, la gente espera con desconfianza. En Ituango lo único que quieren es regresar a esa época en que todos se saludaban y las puertas de las casas permanecían abiertas.