En última década, el conflicto armado en Ituango tiene estancado el desarrollo del municipio. Los ituanguinos se quejan de estar viviendo una crisis económica y de que la presencia del Estado se reduce a lo militar.


En el pueblo no hay plaza de mercado, como en la mayoría de municipios de Antioquia, sino supermercados, que son más caros. Además cuando el precio del café estuvo alto, a comienzos de 2012, la gente se endeudó para sembrar más café. Luego este año el precio se derrumbó y la cosecha se fue a pérdida. "Muchos cafeteros se quedaron sin con qué pagar las deudas", cuenta Juan Fernando, comerciante del municipio.


En febrero de este año, las distribuidoras de panela les avisaron a los paneleros que no produjeran más porque había mucha sin vender. Lo mismo pasa con otros productos como la yuca y el fríjol. Los gastos de las cosecha superan las ganancias finales. "Uno de los problemas es que acá no hay un mercado asegurado con los productores, no hay un centro de acopio que diga: les vamos a comprar la yuca, el plátano, el fríjol. El campesino se viene con su bulto y es el comerciante el que le pone el precio", explica el comerciante.


Los cultivos de coca y las minas antipersona son dos de las razones fuertes por las que la agricultura está en declive. Cuando la Brigada Móvil del ejército llegó a las veredas, acampaban por temporadas y después se retiraban; entonces, la guerrilla volvía a la zona. Al analizar cómo se movían los militares, las Farc sembraron minas por muchos caminos que también eran frecuentados por labriegos. Carlos Giraldo cuenta que una vez un técnico guerrillero dijo que él había sembrado tantas minas que ni el mismo sabía dónde estaban.


En Ituango, según la Organización de Naciones Unidas, hay al menos 82 hectáreas de coca controladas por la guerrilla. "Para una persona –dice Juan Fernando-es más lucrativo sacar un kilo de coca que lo pueden cargar en una bolsita de arroz y por el que se ganan entre dos o tres millones de pesos que sacar dos o tres carros con bultos de fríjol para venderlos por nada".


El gobierno ha intentado vincular a quienes cultivan coca al programa de Familias Guardabosques, que pretende sustituir los cultivos ilícitos por cultivos legales. Según los datos oficiales, 720 familias de Ituango participan en el proyecto. Pero muchos se niegan a vincularse; dicen que dejar el cultivo y hacer parte de un programa de gobierno los convierte de inmediato en objetivo militar de la guerrilla.


Para Aníbal*, campesino de Santa Ana, "la sustitución de los cultivos de coca por caña, yuca o plátano es algo muy difícil porque esa transición cuesta mucho dinero y tiempo; para producir coca se demora tres a cuatro meses, mientras que para producir yuca, cacao, plátano se demora hasta tres o cuatro años. ¿Si yo tumbo el cultivo de coca, quién me sostiene a la familia mientras preparo el suelo y sale la cosecha de yuca?".


La economía también se ve entorpecida por el bloqueo con el que los militares intentan debilitar a la guerrilla y a quienes cultivan coca. No los dejan comprar cemento, gasolina, víveres, soda caústica, sin que primero muestren los recibos en el puesto militar. Esto intimida y hace que muchos compren lo mínimo indispensable para evitarse problemas.