La guerra se hizo por voluntad de las guerrillas


El narcotráfico fue un factor desencadenante de la escalada de la confrontación armada a partir de la segunda mitad de la década del 80.


1. ¿Qué dice sobre el origen del conflicto armado?


Giraldo considera que en Colombia, “ni en ningún otro país”, existieron características que puedan denominarse estructurales u objetivas que determinaran “la ocurrencia de la guerra”, por lo que el conflicto armado no tuvo otro origen distinto a “la voluntad de grupos revolucionarios que desafiaron mediante las armas al gobierno y a la sociedad, y que fueron imitados después por los narcotraficantes”.


El surgimiento de esas organizaciones subversivas a mediados de la década del 60, en medio de la efervescencia de la revolución cubana y de su exportación al resto de América Latina, tiene, para este académico, dos fases: la primera de ellas, que va desde 1965 hasta comienzos de los 80, en la que concibe la confrontación como un fenómeno marginal, “prácticamente simbólico, con unas guerrillas que mantenían una existencia precaria y residual, y que eran concebidas como un peligro menor que no generaba mayores afectaciones.


En la segunda fase, que Giraldo ubica desde mediados de los 80 hasta principios del siglo XXI, se acumularon diferentes violencias, provocada por guerrillas, paramilitares y narcotraficantes, que generó un escalamiento de la guerra y alcanza sus más altos niveles bélicos, no solo entre ellos mismos, sino contra las comunidades y las instituciones del Estado.


2. ¿Cómo explica su prolongación y degradación?


Este académico califica de “inusitada” la prolongación de la guerra en Colombia y para explicar ese fenómeno apela al concepto de “estructuras de oportunidad”, es decir, a la confluencia de un conjunto de factores que crearon las condiciones para que persistiera la confrontación.


Entre esos factores expuestos por Giraldo, se destacan la debilidad del Estado para alcanzar acuerdos entre las élites para resolver el tema de la guerra; la existencia de grupos subversivos a los que calificó de “predatorios” y de “insensibles a las demandas y condiciones de la población”; y el florecimiento del narcotráfico, que cumplió dos funciones básicas: de un lado, sirvió de fuente de financiación de las organizaciones armadas, y de otro, estimuló a muchos colombianos para que se incorporaran a los ejércitos privados.


Dos factores más prolongaron la guerra, a juicio de este académico: la multiplicidad de focos de confrontación, que además del conflicto entre Estado e insurgencia, abarcó enfrentamientos entre guerrillas, paramilitares y narcotraficantes, y de cada uno de ellos entre sí; y la utilización reiterada de las negociaciones por parte de la insurgencia como tácticas para escalar la guerra.


3. ¿Qué efectos deja la guerra?


De calamidad humanitaria calificó Giraldo los estragos de la guerra en Colombia, a la que se llegó por tres situaciones concretas: el escalamiento de la guerra, la burocratización instrumentalista de los grupos combatientes y la inoperancia estatal condujeron a una calamidad humanitaria. “El resultado –dice- fue una feroz guerra civil que asoló gran parte del territorio nacional”.


Para respaldar su afirmación expone algunas cifras, como por ejemplo, que convirtió al 10% de la población en víctimas directas, concentrando sus efectos en siete departamentos -Antioquia, Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Cesar, Norte se Santander y Meta-, que aportaron el 48% de la victimización total.


Dado que a su juicio, la guerra frontal se libró desde mediados de los años 80, estimó que entre 1985 y 2008 se presentó una tendencia creciente de victimización, arrojando cifras que reflejan esa calamidad humanitaria de la que hablan. En sus cuentas establece que estos 23 años se victimizó a 5 millones 893 mil colombianos.


(*) Decano de la Escuela de Ciencias y Humanidades de la Universidad EAFIT de Medellín.