Neoliberalismo afianzó discurso amigo-enemigo


"La violencia se constituyó en el cambio sociocultural más importante en el área rural desde la época de la conquista española".


1. ¿Qué dice sobre el origen del conflicto armado?


El profesor De Zubiría asegura que son múltiples las causas del conflicto en Colombia, sin embargo se centra en los factores políticos, ideológicos y culturales. Para este académico, los periodos históricos en el país, que convencionalmente se dividen como La Violencia, la República liberal y la dictadura de Rojas Pinilla, deben comprenderse como un todo porque en esos momentos se decidieron asuntos tan importantes como el modelo capitalista de desarrollo, el carácter de las instituciones estatales, las relaciones interpartidistas, los límites reformistas del Estado, los grupos de poder y rasgos de la cultura política y las identidades culturales. La forma en que todo esto se resolvió está en el fundamento y la historia del conflicto.


Agrega, citando a Camilo Torres, que la violencia ha sido colateral a la construcción estatal desde la década de los 30. A su juicio, “la violencia ha constituido para Colombia el cambio sociocultural más importante en las áreas campesinas desde la conquista efectuada por los españoles”.


2. ¿Cómo explica su prolongación y degradación?


El académico critica las reformas propuestas desde el gobierno desde los años 30, comenzando por la reforma agraria del presidente Alfonso López Pumarejo, pues, según él, no tienen en cuenta los reclamos de los campesinos, sino que han surgido en favor de la clase latifundista, lo que aceleró la integración de la tierra al sistema capitalista del mercado, de manera que no tienen propósitos redistributivos sino lucrativos. Según De Zubiría esta es una causa de la persistencia del conflicto.


Para este profesor, el conflicto se ha prolongado, entre otras razones, porque el modelo neoliberal ha promovido el debilitamiento de la democracia económica, social y política con efectos negativos para la vida cultural de las comunidades. Agrega que con el neoliberalismo se ha consolidado una cultura política contrainsurgente, ha afianzado discursos de amigos-enemigos e incrementado el miedo.


De Zubiría insiste que en el Estado no hay unidad de criterios en el tratamiento del conflicto armado interno, lo que ha sido perjudicial para la superación del conflicto armado; asegura que esa diversidad de visiones oscila entre la guerra y la paz, y, además, está caracterizada por procesos de paz exclusivamente cuatrienales y un exacerbado presidencialismo del sistema político colombiano.


3. ¿Qué efectos deja la guerra?


De acuerdo con De Zubiría, las causas estructurales que generaron el conflicto han traído consigo, entre otras, una victimización colectiva que afectan a partidos políticos, organizaciones sociales, sindicatos y movimientos sociales, lo que ha derivado en la eliminación de sueños políticos de comunidades enteras. Además de la deslegitimación de las instituciones estatales, por representar los intereses exclusivamente de las élites económicas y sociales.


Las reformas aplazadas y reprimidas han crean una sociedad temerosa de transformaciones y unas elites que usan la represión y la violencia como forma de contención. Se han creado las bases para un Estado y una sociedad de tipo “contrainsurgente” y un terreno fértil para la desconfianza en el quehacer político.


4. Observaciones


En su ensayo, el profesor Sergio de Zubiría hace alusión a investigaciones puntuales sobre el conflicto que deben fomentarse para alimentar esta discusión. Asegura que debe indagarse a fondo sobre el genocidio del movimiento sindical y de organizaciones políticas como A luchar, el movimiento indígena, los defensores de derechos humanos y el periodismo crítico.


Instó a investigar por qué ninguna de las siete organizaciones desmovilizadas en las últimas décadas ha podido consolidar un proyecto político sostenible y han fracasado electoralmente. Además, sugiere una rigurosa indagación sobre las complicidades y silencios oficiales frente al apoyo de la fuerza pública en la conformación de grupos paramilitares en Puerto Boyacá y Puerto Wilches.


(*) Filósofo, investigador y profesor asociado de la Universidad de los Andes.